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Espiritualidad: el arte de volver a casa.


“Mantén tus pies en el suelo, pero deja que tu corazón se eleve tan alto como pueda.”—Arthur Helps

Hace casi un siglo, Carl Jung observó que muchos hombres y mujeres de su tiempo estaban afligidos por una sensación de vacío y desesperanza. A este malestar lo llamó “el problema espiritual del hombre moderno”. En pleno siglo XXI, ese diagnóstico sigue resonando: vivimos rodeados de estímulos, pero muchas veces desconectados de nosotros mismos. Y es justamente ahí donde la espiritualidad reaparece como una respuesta profunda, humana y necesaria.


Hoy la psicología contemporánea la reconoce como un constructo psicológico legítimo, distinto de la religiosidad institucional y con validez transcultural. Edwards (2022) la describe como “una sabiduría natural o espiritualidad que no se canaliza necesariamente a través de la religión institucional, y que proporciona una sensación de fortaleza y dirección frente a la pérdida y la adversidad”.


Por su parte, O’Reilly (2004) define la espiritualidad como “la expresión de las formas trascendentes de realizar el potencial humano y como sinónimo de construcciones como la esperanza, el significado, la integridad, la armonía y la trascendencia”.

Ambas perspectivas convergen en una misma idea: la espiritualidad es una fuerza interior que nos impulsa a crecer, sanar y encontrar sentido, incluso en medio de la incertidumbre.


Diversos estudios respaldan esta visión. La espiritualidad se ha asociado con una mayor satisfacción vital, una reducción del comportamiento antisocial, del abuso de sustancias y de las tasas de suicidio (Brawer et al., 2002). Además, un metaanálisis de 31 estudios sobre psicoterapias con enfoque espiritual mostró beneficios significativos en personas con ansiedad, depresión, trastornos alimentarios y estrés (Smith et al., 2007).

Incluso la investigación contemporánea sobre la conciencia propone hallazgos fascinantes:


  1. La mente podría estar separada del cerebro.

  2. El espíritu y el alma se asemejan a energía e información que existen más allá de lo físico.

  3. Las intuiciones humanas pueden contener información precisa y útil.

  4. La salud, tanto física como emocional, puede fortalecerse mediante procesos espirituales amorosos.


Todo esto nos lleva a una conclusión poderosa: la espiritualidad no es una creencia abstracta, sino una experiencia viva que nos sostiene y transforma.


🌿 Rumi y la voz del alma

“Ve hacia dentro. El corazón es el templo de la verdad.”“Lo que buscas, te está buscando a ti.”“Cuando haces cosas desde tu alma, sientes un río moviéndose en ti, una alegría.”

El poeta místico Rumi, en el siglo XIII, ya intuía lo que hoy la ciencia comienza a descubrir: que el alma humana contiene una fuente infinita de sabiduría. Sus palabras, llenas de amor y claridad, nos invitan a regresar al centro, a descubrir que lo divino habita en nosotros mismos y en cada instante de la vida.

Su mensaje sigue siendo urgente: no estamos separados del todo; somos parte del mismo latido universal.


🌿La meditación: un refugio hacia dentro.


En un mundo que nos empuja constantemente hacia afuera —a producir, competir, demostrar—, la espiritualidad y la meditación se convierten en un regreso al hogar interior. Es el acto de detenernos, respirar y recordar quiénes somos realmente.

Durante meses difíciles, yo misma intenté incorporar la meditación en mi vida. Sabía que necesitaba ese silencio, pero me costaba sostenerlo. Hasta que conocí a Lucía Pisano, una maestra cuya guía transformó la práctica en un encuentro genuino con el alma.


Sus clases no son solo técnicas de respiración o atención plena: son espacios de presencia, aceptación y ternura, donde se florece desde adentro. Además, compartir la práctica con otras personas maravillosas me recordó que no estamos solos. En comunidad, nuestras vulnerabilidades se vuelven puentes; aprendemos a mirarnos con compasión y a reconocer la luz que todos llevamos.


Gracias a esta experiencia, he aprendido poco a poco a cerrar los ojos y calmar la mente, a abrir el corazón, a escuchar mis emociones sin miedo, y a reconectar con lo que realmente soy.


🌿 Volver a casa

La espiritualidad no pertenece solo a los templos ni a los libros sagrados. Vive en la manera en que respiramos, amamos, perdonamos y seguimos adelante. Es el hilo invisible que une ciencia y alma, mente y corazón, yo y universo.

“Silencio es el lenguaje de Dios, todo lo demás es una pobre traducción.” —Rumi

Cultivar la espiritualidad es, en el fondo, volver a casa:a ese lugar sereno donde habita nuestra verdad,a ese espacio donde el amor no se busca, sino se recuerda.

 
 
 

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